La pandemia desatada por el coronavirus nos ha impactado a todos. Quizás haya que remontar bastante en la historia para encontrar un hecho de escala mundial que no distinguiera clases, ni tipos de empresas, ni países desarrollados o emergentes. Las economías más ricas y las más pobres han sido golpeados con igual intensidad, aunque claro está que las herramientas que una u otra dispone para afrontar esta situación son diferentes.
Dejemos de lado un momento el rol del Estado como aquel que debería cuidar las espaldas en casos como éste (y también en muchos otros), sobre todo de empresas más bien pequeñas o de todo aquel emprendedor que trabaja y lucha por lograr vivir haciendo su sueño realidad.
Realidad de las Pymes
Mirando la realidad de nuestras Pymes, es probable que muchas de ellas no puedan salir delante de esta fuerte crisis. Las restricciones impuestas al trabajo y a la vida ordinaria a fin de evitar una rápida propagación y desborde del virus han sido un golpe de knock out para muchos. Hace unos días escuchábamos en uno de los tantos webinar que hoy hay disponibles donde decían que estas empresas que desaparecerán en realidad no lo hacen como consecuencia directa de esta situación, sino que ya venían con situaciones preexistentes y esto no hizo más que dar el golpe final. Si bien no podemos afirmar que en TODOS los casos sea así, hemos podido comprobar en nuestro entorno que en muchos sí se da esta realidad.
Estas situaciones preexistentes podrían ser varias:
- Estar ofreciendo un producto/servicio que no es valorado en el mercado.
- Ineficiencias productivas o de procesos que llevan a un mal aprovechamiento de los recursos que la empresa dispone.
- Falta de planificación.
- Ausencia de análisis económicos y financieros periódicos y basados en un sistema de información confiable.
Digamos que todas las anteriores se podrían resumir en una frase: “La no existencia de profesionalización en la gestión de la empresa”.
Profesionalización vs pandemia
Cuando usamos la palabra “profesionalización” estamos haciendo referencia a “gestión de la organización de manera estructurada, programada y a partir del análisis de información detallada y confiable de la empresa u organización”. Dicho en otras palabras. Ir un paso más allá de la intuición y tomar decisiones en base a información fehaciente de mi empresa.
El “día después” de la pandemia aún es una gran incógnita. Nadie sabe realmente cómo será la reacción de los diferentes países y del mundo en general. Menos aún en aquellas regiones donde había “enfermedades preexistentes”: inflación, recesión, realidad institucional poco segura, etc. Pero hay algunas cosas que sí sabemos y que podemos utilizar para empezar a pensar:
- Debido a la desaparición de muchas pymes va a existir un aumento del desempleo.
La recuperación será larga. El fin del confinamiento social obligatorio llegará y poco a poco retornaremos a nuestras actividades, es poco realista pensar que todo será de la misma forma. Algunas investigaciones estiman que recién a fines del 2021 podríamos alcanzar una actividad similar a la que teníamos a fines de 2019.
Van a continuar hábitos en la lógica del trabajo y la forma en que nos vinculamos que hoy los tomamos ya que nos permiten seguir adelante y afrontar la situación de Pandemia, por ejemplo: el trabajo a distancia y las videoconferencias.
- Muchas empresas estarán obligadas a reconvertirse para no desaparecer. La modificación de los hábitos de consumo obligará a las empresas a analizar detalladamente la vigencia y alcance de su producto y/o servicio.
¿y la mitad llena del vaso?
Los cuatro puntos anteriores pueden ser llamados la mitad vacía del vaso. Pero siempre existe una mitad llena:
- El aumento de la mano de obra disponible puede ser la oportunidad de incorporar capital humano valioso y calificado para la empresa.
- La desaparición de empresas podría ser la oportunidad de crecimiento de otras que, con un mejor desempeño y más preparadas, puedan aprovechar el espacio dejado por otras.
- Puede ser un buen momento para comenzar a trabajar de manera más minuciosa en el análisis de los diferentes ámbitos de la empresa, a fin de adaptarlos a la realidad de estos meses.
- Los nuevos hábitos de consumo pueden ser la oportunidad de nuevas unidades de negocio o de adaptación de algunas ya existentes. Muchos de ellos llegaron para quedarse.
Como podemos ver esta Pandemia puede ser el comienzo de una nueva etapa. Los orientales usan la palabra crisis como “punto de inflexión”, es decir donde hay un hecho puntual que no permite que las cosas sigan teniendo el curso que traían. Quizás esa sea una buena imagen de lo que estamos viviendo hoy.
Hoy nos vemos ante la necesidad de ser resilientes, adaptarnos a la adversidad y poder salir de esta crisis lo más fortalecidos posible. Como empresas familiares sabemos que el camino no es fácil pero que vale la pena intentarlo.
¿Vas a dejar pasar esta oportunidad?