Una salida programada y gradual
Hace muy poquito tuve la posibilidad de viajar a Italia. Un mediodía cualquiera un amigo me invitó a almorzar en un restorán de su pueblo, en las colinas romanas. Italia, como nuestra Argentina, es un país con muchísima incidencia de empresas de tipo familiar. Cuando llegamos al lugar nos atendió Pasquale, una persona ya mayor y super cálida. Nos dio la bienvenida y nos hizo pasar.
Luego de ubicarnos nos tomó el pedido y se alejó. Cuando se fue, mi amigo me comenta que Pasquale era el dueño de dicho lugar. También me dice que ya estaba semi retirado y que sus hijos empezaban a atender el lugar. En ese momento no pude con mi genio y pensé: ¿vivirán estas empresas familiares las mismas problemáticas que nosotros?
Al finalizar de comer, luego del protocolar café y lemoncello, Pasquale se acercó a preguntarnos como había estado todo. “Excelente es poco” le dije. El sonrió super satisfecho. Enseguida agregué: “Pasquale, ¿puedo hacerle una pregunta?”. “Ma certo” respondió y, como intuyéndola, enseguida se sentó a la mesa.
Pasquale y su salida
Primero le expliqué que yo me dedicaba a acompañar procesos en empresas familiares y luego fui al grano: “Me comenta mi amigo que Ud. está dejando la empresa familiar en manos de sus hijos, ¿Cómo está siendo ese proceso?”.
Me comentó que no había sido simple, sobre todo por él. Nunca se había imaginado que llegaría ese momento. Había sido en una reunión familiar que uno de los hijos le había preguntado hasta cuando pensaba seguir. Ese fue el disparador para comenzar una serie de conversaciones en la familia que finalmente llevaron a un establecer un cronograma gradual de alejamiento de las operaciones diarias.
“Que interesante”, le comenté. “¿y qué lo terminó por convencer que el momento había llegado?”.
“Ver a mis hijos como adultos”, me respondió.
Dijo que hasta ese momento él seguía viendo a sus hijos como niños, no por nada en particular. Yo le comenté que estaba casi seguro de que a todos los papás y mamás nos pasa lo mismo. Continuó diciendo que el planteo que le habían hecho y la manera en que los hijos encararon la situación, le hizo cambiar su mirada. Vio dos personas adultas, con ideas claras y super motivados para seguir con el legado.
Concretamente, llegaron a este acuerdo: Pasquale seguiría atendiendo el negocio los mediodías y los hijos a la noche. Eligieron esto por dos motivos: el primero para que el corte no sea abrupto, sino gradual. El segundo fue porque al mediodía la clientela era casi siempre estable: viejos amigos y conocidos que estaban particularmente contentos de que Pasquale aún hiciera las bromas de siempre. A la noche, en cambio, los comensales eran de otro tipo y buscaban otro servicio más adaptado a algunos otros parámetros.
Hasta aquí la historia de Pasquale.
Qué importante es cuando una familia puede conversar y afrontar esas cuestiones a veces complejas en un clima de madurez y confianza recíprocas. Cuán cierto es que en ocasiones puede costarnos un poco ver a nuestros hijos ya como hombres y mujeres formados, con sus propios desafíos y sueños.
Qué gran desafío es asumir, como Pasquale, que el momento de dar un paso al costado ha llegado y no esperar a quien sabe cuál situación para hacerlo.
Otro aspecto que es importante es la gradualidad. No sirve que la generación saliente se vaya de un día para el otro, sin haber planificado un pase progresivo de todos los conocimientos adquiridos. Quizás lo más inteligente sea que esa persona deje las tareas netamente operativas y se concentre más en aquellas estratégicas, del Directorio.
Por último, quisiera volver a Pasquale un minuto. Era una persona feliz, contenta con lo que estaba viviendo en ese momento. Cuando los procesos se hacen en el tiempo y la manera adecuada, el resultado es justo ese: felicidad y regocijo. Felicidad porque se disfruta de lo sembrado. Regocijo porque se ve a la nueva generación con el mismo espíritu que se tenía, pero con renovadas fuerzas de luchar por el fortalecimiento de la empresa y la armonía familiar.
Muy bueno Pablo!
Felicitaciones por el dialogo con Pascuale, y que alegría leerte, muchas gracias por compartir esta experiencia de tu viaje por Italia!
Actualmente con el incremento en la esperanza de vida se va alargando el proceso de sucesión , en tu experiencia cuál es la edad promedio de esta ? Cuanto años tiene Pascuale , por ejemplo…….
Saludos
Gracias Natalia!
Hola Raúl! Es muy cierto lo que decís. Hoy la «edad del retiro» se estira un poco respecto a lo que se podía pensar algunos años atrás. Creo que una buena opción sería 65 años para las tareas operativas y 75 para las estratégicas.
No obstante, vos sabés muy bien que en este tema no es recomendable seguir recetas sino ir analizando la realidad particular de la empresa y de la familia.
Pasquale, por ejemplo, tiene 67 años.