Sucesión a destiempo en la empresa familiar
El paso generacional en las empresas familiares es, por lo general, un proceso complejo, lleno de particularidades y que lleva mucho tiempo. La generación saliente suele enfrentar muchas incertidumbres sobre las capacidades de los sucesores, incluso aun cuando estos son profesionales con todas las letras. El o los fundadores han pasado muchos años desarrollando la empresa y dejarla no es fácil. Si bien muchas veces se lleva adelante un proceso de alejamiento gradual, el sólo hecho de saber que hay una fecha de jubilación muchas veces genera estados de ansiedad o incertidumbre.
En muchas ocasiones estos procesos suelen comenzarse a destiempo. Como cita Ricard Agustín Ripoll en su libro “Pecados de empresa familiar” algunos se jubilan demasiado pronto o demasiado tarde.
Me gustaría compartirles entones, algunos ejemplos de los dos extremos de los que fui testigo en estos años acompañando empresas familiares.
Sucesión demasiado pronta
Me acuerdo de una familia donde la segunda generación – hermanos- deseaba llegar a una cierta edad “para no trabajar más”. Querían dejar la empresa siendo todavía jóvenes, para poder aprovechar y dedicarse a otras cosas de carácter más recreativo que laborales.
Cuando iniciaron el proceso de incorporación de la tercera generación a la empresa, sólo dos primos querían trabajar allí, así que no hubo problemas en ese sentido. Donde sí hubo interferencias es que poco a poco se evidenció que esos primos eran incompatibles para trabajar juntos. Más allá de todos los esfuerzos que incluso ellos hicieron, no había manera de que se entendieran.
Mientras tanto, los padres llegaron a la edad que habían establecido para su jubilación y se fueron de la gestión de la empresa. Pensaron “los chicos ya se acomodarán…”, que se iban a arreglar de alguna manera. Pero no sucedió así, ya que no alcanza con la buena voluntad, sino que es necesario contar con las herramientas técnicas y las habilidades para llevar adelante una empresa.
Al cabo de un par de años la empresa fue vendida. El tiempo no acomodó las cosas, como imaginaron los padres. Todo lo contrario.
Irse demasiado tarde
Empresa de primera generación. Hijos ya grandes, profesionales, con familias consolidadas. Hay una identificación tan fuerte del fundador con la empresa que no concibe la vida sin ella. Eso no sería tan grave si permitiera a sus descendientes un espacio en la mesa estratégica. Claramente este no es el caso.
Los hijos/as son parte del personal de la empresa, pero se hace lo que él dice. Como ejemplifica Alberto Gimeno, son empresas “modelo emperador” donde sólo una persona es la que mantiene el orden, y no hay mejor persona para eso que el dueño.
Estos descendientes que no pueden desarrollarse en la empresa pueden quedarse y “soportar” ese rol de secretario del dueño, o irse a trabajar a otro lado o formar su propia empresa. Muchas veces la atadura emocional es tan grande que no permite que estos hijos se vayan. Simplemente esperan a que la vida siga su curso… Algún día el emperador no estará.
Sólo que, en ese interín, la empresa y las relaciones familiares pueden dañarse gravemente.
¿Cuál sería el momento justo entonces?
Es difícil poner una edad determinada. En todo caso, hablemos de algunas recomendaciones:
- Los descendientes deben decidir por sí solos su ingreso, que se respete su libertad de elección. Que quieran trabajar y no que deban trabajar en la empresa familiar.
- Aquellos que así quieran hacerlo, se formen para ser un aporte real en la organización y no un peso. Durante el proceso de formación, y de ser posible, hacer alguna pasantía en una empresa que no sea del grupo familiar.
- Hablar del proceso de sucesión cuando aún la edad de retiro está lejos. Esto quita cierta presión sobre aquellos que deben jubilarse, además de permitirles ver con cierta objetividad ese momento.
¿Mensaje para los descendientes?: tener en cuenta que hablar de sucesión no es algo simple para los que deben jubilarse. Si bien es parte de la vida, es importante respetar los tiempos de los procesos personales. Por eso es que recomendamos conversar estas cosas con tiempo, para que la persona tenga el espacio interior para ir asimilando este proceso.
¿Mensaje para los fundadores?: cada una de las etapas de la vida tiene un encanto particular. Hay que saber descubrirlo y gozarlo con aquellos que tenemos alrededor. La etapa de la jubilación debería ser una etapa de contemplación y gozo. Satisfacción por lo construido y más satisfacción por lo legado.
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